Jorge Enrique Adoum en su literatura conjuga los sentimientos que él reservaba no solo para Ecuador, sino igualmente hacia otros pueblos de Latinoámerica. Su inclinación política de izquierda se encuentra en los distintos textos por el escrito y que comprenden los géneros de la novela, la poesía, el relato, el ensayo, el testimonio y el teatro, así como en el periodismo.
Biografía de Jorge Enrique Adoum
Nacido en Ambato el 29 de Junio de 1926, su madre Juana Auad Barciona y su padres Jorge Elías Francisco Adoum, natural del Libano. Este realizó traducciones del árabe, ademas era pintor, escultor, músico y practicaba la medicina naturista.
Su padre además fue escritor de más de 40 libros acerca de las ciencias ocultas y masonería suscritos bajo el nombre de Mago Jefa. Tenia consulta privada de hipnotismo, magnetismo y sugestión, realizando muchas sanaciones estimadas en su época como milagros. En 1945 estuvo de viaje por Chile, Argentina y Brasil, muriendo en Río de Janeiro en 1958 mientras que su esposa había muerto en 1953.
Educación
Jorge Enrique comenzó sus estudios en el internado Juan León Mera de Ambato. En 1935 su familia se mudó a Quito y allí finalizó la primaria con un maestro privado, Víctor Félix Toscano. “En mi adolescencia, cuando desarrollé un ávido interés por la lectura, hallé en una librería un modesto libro de poesías eróticos escrito por mi profesor, lo que me conmovió”.
El director de la escuela donde hacían estudios sus hermanas más pequeñas le facilitó Cumandá a la edad de 12 años. En dos días la leyó y no le creyeron por lo que nunca más le prestaron libros. Aun así, un medio hermano, Carlos Olmedo Villamar, de mayor edad, les compraba a los chicos la revista “El Peneca” y para Jorge Enrique “Leoplán”, que venía adicionalmente con una novela. En vacaciones, se leía cada día.
Ya que sabía leer y escribir muy bien, además de hacer las operaciones matemáticas fundamentales entro a la escuela directamente al segundo grado. De tal manera que al terminar la primaria solo tenía 11 años, motivo por el cual no fue aceptado en ningún colegio, teniendo que estar tres años como oyente en el Colegio San Gabriel.
Eran tiempos de la guerra civil española y allí nos sometían a adquirir y leer ensayos falangistas, pero fueron los conocidos viejos de la barriada, mecánicos, carpinteros, herreros, quienes me hicieron entender lo que estaba en juego en esa lucha. Se hacían competencias anuales de literatura en el colegio, poesía y prosa, que Jorge Enrique vencía de modo frecuente.
Su poesía precursora la tituló “Canto a la Dolorosa”, fue un periodo de escritura por instinto de manera aún tradicional. Después del colegio jesuita fui pupilo de Humberto Salvador en el Instituto Nacional Mejía, expuse en el teatro Sucre dos discursos: una sobre Stefan Zweig que recién se había suicidado en Brasil por miedo a la victoria nazi y otra sobre Dostoievsky. Para esa época inicié mi escritura de ensayos sobre temáticas variadas que aun conocía poco.
Cierto día, cuando un invitado de casa dijo un comentario nada favorable sobre algún libro que se me había obligado a leer, destrozo todo lo que había escrito. En esa oportunidad su padre le señalo: “Si quieres convertirte en escritor y ésa es tu respuesta, te felicito”. Nunca más le dio importancia a la critica, sea positiva o negativa.
Juventud Irreverente
En esa época devele con admiración eterna el psicoanálisis y la filosofía marxista. Intento ser parte del Partido Comunista pero no se admitió por su excesiva juventud. La convivencia familiar se le había tornado nada tolerable, especialmente por lo severo de la obediencia requerida por su padre. Siendo cinco hermanos y aún así no podían charlar en la mesa.
En 1945 se informé que un amigo cercano se iba de viaje a Chile y se marche con él, con su maleta llena de textos de poesía ecuatoriana. Indico “Si mal no recuerdo nunca saqué uno solo de esos libros”. En Santiago trabajo de cualquier cosa: desde mesero de restaurante hasta periodista. Se encontró a Neruda en una cena de despedida que los intelectuales de Chile brindaban al poeta y embajador argentino Raúl González Tuñón. Tras varios meses, a la salida de una charla suya “Viaje al norte de Chile”, se le solicitó que “fuera su secretario”.
Fue una vivencia fructífera donde conoció que un poeta, inclusive los más grandes, también tenían que verificar sus textos (aunque sus propias correcciones eran pocas). Pudo conocer a escritores de todo el mundo y a publicaciones curiosas y difíciles de encontrar. En 1947 Gabriel González Videla ilegalizó a los partidos políticos de izquierda con cuyo soporte fue electo Presidente y acosó a Neruda, quien era Senador de la República y con el que había recorrido todo el país en la campaña electoral.
Dada esa situación interna, el embajador Carlos Guevara Moreno solicitó al gobierno chileno que sacaran del país a varios estudiantes del Ecuador, retaliándose de manera cobarde por diferencias políticas que había tenido en Ecuador. Paso tres meses oculto, tiempo en el cual Neruda le consiguió un pasaporte y dinero para el traslado.
El 8 de enero de 1948 arribó a Guayaquil, decepcionado, sin dinero y sin trabajo. Pedro Jorge Vera y Alfredo Palacio me proporcionaron alimento. Para mayo de ese año fue designado prosecretario del Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y en octubre llegue con el mismo cargo, a la oficina de Quito.
Surgimiento Profesional
En Noviembre del 1947 murió en Guayaquil el gran teórico comunista Joaquín Gallegos Lara y se comisionó a Adoum para que hiciera entrevista a su madre para obtener información y documentos con el fin de redactar su gran biografía. Desafortunadamente Adoum jamás fue biográfico sino poeta, pero no dejo atrás el encargo y tras varios años redactó un texto con personajes como José Gálves, uno imaginario muy parecido a Gallegos Lara.
En 1950 se encargó de la dirección de la Editorial de la CCE donde se editaba la revista “Letras del Ecuador” y mostró suficientemente su refinado gusto editorial, expuso su potente disposición lírica y traslado del inglés la poesía compleja pero bella de T.S. Elliot, a quien prosiguió por cierto tiempo.
Con César Dávila Andrade, Rafael Díaz Ycaza, Cristóbal Garcés Larrea, Miguel Augusto Egas Orellana, Tomás Pantaleón, Eduardo Ledesma y otros bardos más, conformó parte de la conocida agrupación “Madrugada”, una coleccion de los cuales editó bajo el apodo de Ricardo Ariel. En 1948 se casó con Magdalena Jaramillo Cabezas y hubo dos hijas producto de esa unión. En 1949 vio la luz su inicial poemario bajo el nombre de “Ecuador amargo” donde se reveló como gran poeta sensato y mayor a los veintitrés años.
Hernán Rodríguez Castelo ha dicho: “Adoum quebró el verso, extremó la alegoría y aproximó el vocablo poética a la voz del poblador de la tierra. Su poemario es una exaltación originaria a la Patria y lacerada y profunda declaración personal. Perspectiva poética de una verdad formada de sombras y de clamores, de sucesos grises, restando únicamente la protesta como medio de salvación”.
Neruda le escribió desde Chile: ‘Debes liberarte de un nerudismo que no necesitas” y Alejandro Carrión, en el Diccionario de Literatura de Latinoámerica destacó: “Adoum siendo leal al partido comunista a pesar de su voluptuosidad, su sibaritismo y su natural actitud noble que le hace contrario a todo trato gregario”.
En 1951 publicó otro poemario “Comentarios del hijo generoso”, y en 1952 comenzó su serie poético–histórica, que divulgó en ocho tomos, llamada “Los cuadernos de la tierra”, llamando a los dos iniciales como “Los orígenes”, que se refiere a la unión de tribus previas a la ocupación de los Incas, y “El adversario y la mañana”, sobre la época del incario.
Fueron unánimes los comentarios a esta novedosa voz metálica la cual ganó el primer galardón nacional de poesía. Rodríguez Castelo escribió que Adoum se proyecta decisorio en su lenguaje poético, con algo de influjo de Jorge Carrera Andrade pero con la noticias de la fortaleza de sus expresiones, con sorda y enamorada cólera. El asunto es el hombre surgiendo de la tierra como figura de esas composiciones que por eso están plenos de partes telúricas.
Igualmente editó ese año “Carta para Alejandra” y en 1953 “Relato del extranjero”. En 1954 Neruda le convido a Chile al igual que a cantidad de autores de todo el globo a conmemorar sus 50 años, pero al llegar Adoum al aeropuerto de Santiago fue arrestado e inquirido por la policía por siete horas, al fin de lo cual fue deportado, ya que aun estaba vigente la orden de expulsión emitida por Guevara Moreno. En 1955 traslado del inglés el texto de la reportera norteamericana Lilo Linke “Viaje por una subversión”, sobre la Bolivia en tiempos de Víctor Paz Estensoro.
En 1957 reveló “Poesía del siglo XX”, colección de monografías sobre diez bardos de este siglo que han impactado en la poesía de Latinoámerica. En 1959 publicó Cuaderno tercero titulado “Dios trajo la sombra”, que discurre sobre la invasión española. En el “se soltó de todo influjo previo para llevar a confines asombrosos la transfiguración poética y antipoética, épica y antiépica de la narración y la ficción”.
Cargos y Reconocimientos
En 1960 ganó el galardón de poesía del primer Concurso de Literatura Latinoámericana de la Casa de las Américas de Cuba, obteniendo reconocimiento internacional. Habiendo dejado la Casa de la Cultura comenzó a trabajar como editor de temas médicos en una publicación de los Laboratorios Ufe. Luego se dedicó a distribuir filmes de la Columbia Pictures en Quito, pero tras su viaje a La Habana en 1961, a obtener su galardón, fue rescindido.
Ese año se emitió su Cuaderno numero cuatro “El dorado y las labores nocturnas”, sobre el descubrimiento del río Amazonas y la época colonial. Con dedicación sostenida, relatando ese suceso hacia la muerte, regida por una suerte letal y tras días extensos, sombríos y agrios, ilustrativos de viejas agravios y penas, que resulto la colonización.
Ese año también fue encargado como Director del Departamento de Cultura del Ministerio de Educación, cuando era ministro Gonzalo Abad Grijalva. Se emitieron cuatro Cuadernos reunidos en un solo tomo y gracias a una beca del Programa Principal de Instrucción de los Cualidades Culturales de Oriente y Occidente de la Unesco pudo viajar por tres meses en comisión cultural por distintos países de Oriente, como India y Japón, y al arribar a Jerusalén conoció del derrocamiento del presidente Arosemena Monroy.
El Jefe de la Junta Militar, Ramón Castro Jijón, quien amigo suyo fue, le notifico que de regresar a Ecuador “no garantizaba su integridad física”. Tuvo que radicarse en París y empezó a redactar un libro de personalidades. Sus viajes y responsabilidades le llevaban a dejar de lado ese proyecto, sin embargo, de 1973 a 1976 pudo acabarlo. Igualmente, en 1963 intentó su cuento primario que se mostró en el diario “Surcos” de la FEUE, allí el personaje principal se denominaba Fosforito.
Su poemario “Yo me fui con tu nombre por la tierra” se mostró en Quito en 1964, donde Adoum aparecía en pleno transito a otros idiomas y formas. Esto se debe a que, aunque el texto se expone con un lirismo ya tradicional, como el de su obra “Lamento y Madrigal sobre Palmira”, luego muestra un habla de extrema burla, libre y hasta caprichosa. Plena de modos a lo popular, capaz de desmitificar excesiva y libremente, para exponer todo lo que separa, desde el patriotismo falso y casi patriotero hasta las limitaciones que se reiteran en la poesía “Prohibido Fijar Carteles”, una década después.
Vida Pública
Probablemente el régimen dictatorial que era sufrido por la Patria, entendido desde el exilio en toda su atrocidad, provocó que nuestro bardo entendiese que ya no proseguiría con la escritura de sus Cuadernos de la Tierra. Su lírica épica, para una colectividad como la del Ecuador no es valiente sino idílica y de paz.
Adicionalmente, un proyecto tan anhelado como el que intentaba realizar en ocho tomos (la más grande faena lírica e intelectual de su tiempo) carecía de suficiente historicismo, a la vez que la realidad vociferaba día a día las inmensas desproporciones y faltas de justicia social que se perpetraban.
Por todo lo anterior, Adoum optó por no seguirlos, pues, como él mismo diría, vocalizar las glorias vividas era una forma de escape. Se debía sustituir el idealizar el pasado y asumir la realidad del presente. Desde 1964 a 1966 vivió en China Popular con esposa e hijas, como interprete de inglés al español y enalteciéndose con la poesía del oriente, tan hermosa y distinta a la nuestra. Fue como adentrarse a otro mundo.
De retorno a Europa, laboró de auxiliar de la asignatura de español en un liceo próximo a El Havre, tras lo cual fue leyente de la Editorial Gallimard de París y reportero de Radio France International.
Volvió a Ecuador en agosto de 1968, tras cinco años de lejanía. Los dictadores ya se encontraban en descrédito y Adoum obtuvo varios reconocimientos públicos. Se le consideraba el gran poeta, siendo no tan joven, que retornaba cansado, solitario y mundano. Tras un año fue designado como funcionario por la ONU con ubicación en Ginebra.
Polémica Literaria
En ese tiempo había generado sin intención el mayor alboroto literario que conozca la historia del Ecuador en este siglo, ya que, en La Habana, a donde acudió en 1968 como juez del Premio Casa de las Américas, declaró que nuestra literatura, una vez superado el realismo de los años 1930, vivía una etapa de crisis. Para el momento se levantaron los más contrastantes comentarios que el tiempo ha disipado, pero sus afirmaciones hicieron remover las conciencias resaltando una lamentable verdad.
En 1970, el 14 de julio debutó en Ginebra su obra de teatro “El sol bajo las patas de los caballos”, tragedia simbolista sobre la invasión española expuesta como confrontación de dos culturas y como modelo de todas las invasiones en el mundo. En 1971 se incorporó a la Unesco como escritor de la revista El Correo de la Unesco.
En 1973 expuso a la luz en Madrid “Informe personal sobre la situación”, colección con algunos de sus documentos de acusación, no editados, sobre autócratas y autocracias. Su segunda publicación se mostró en La Habana dos años luego, en 1974, “Los 37 poemas de Mayo de Maosetung”, trasladados del inglés y el francés.
En 1976 retorno a estar en boca de todos por la publicación de “Entre Marx y una mujer desnuda”, libro con personajes, como humildemente su autor lo ha llamado, cuando ciertamente es una notoria novela con muchos capítulos con referencia particular a la vida de Joaquín Gallegos Lara, uno de los escritores del realismo del Ecuador de los años 30.
Obtuvo enorme éxito de librería, ha tenido varias publicaciones y el Premio Xavier Villaurrutia de México. Esta novela es un punto de referencia en la reciente narrativa del Ecuador y fue objeto de apasionadas disputas, que se mantiene aun hoy, tras una década de su aparición.
Cuenta con una argumentación sencilla y cuenta situaciones que le suceden a un escritor con compromiso con el marxismo, que simultáneamente vive una gran pasión de amor que le desvía de su elevada misión subversiva. En esta etapa, emite su “Breve antología para estudiantes”, con recopilación y prólogo de Vladimiro Rivas Iturralde, que se publicó en México. En 1977 tras su separación matrimonial, se casó en segunda oportunidad con la suiza Lisette Werren.
El poemario suyo llamado “No son todos los que están”, se expuso a la luz en 1979 en Barcelona, con poesías escritas desde 1949, y su tragedia “La subida a los infiernos” se mostró en Alemania. El relato ocurre en un bar de segunda, donde los personajes, dispuestos en distintas mesas encarnan a los pecados capitales del mundo occidental de esta época: el complot contra las democracias, contra los regímenes democráticos, la flagelante, el aprovechamiento de las corporaciones multinacionales, la extorsión conyugal, etc.
En 1980 se mostró en Caracas “Narradores Del Ecuador del 30”, con un prólogo de su persona que en 1984 se editó en Quito con el nombre de “La gran literatura ecuatoriana” del 30. En 1981 redactó sobre la fotografía como habilidad y como testificación de la verdad invariable del país, en Ecuador: imágenes de un pasado presente, con fotos de César Alvarez. En julio de 1986 acabada su relación laboral con la Unesco, alistó su retorno al Ecuador y arribó a Quito el 5 de Marzo de 1987, una hora antes de ocurrir el sismo.
En 1988 la Editorial Universitaria de Quito mostró “Jorge Enrique Adoum: entrevista en dos tiempos”, de Carlos Calderón Chico. En la actualidad realiza para la Editorial Planeta un texto sobre cuestionamientos teóricos de la literatura. Su labor poética conceptual se desplaza a través de la aflicción, el tiempo, el concurso de la muerte, elementos de continua presencia en la angustia existencial actual.
Madurez Literaria
Su madurez, próxima al abstraccionismo por sus imágenes sintéticas y saturadas de obscuridad y de lectura compleja e intelectualizada, le han colocado en primera fila de la poética contemporánea ecuatoriana. Habiendo resultado ser el más grande bardo de su generación y el sucesor para el lugar privilegiado que ocupaba a su muerte Carrera Andrade.
Al día de hoy es el gran poeta del país cuyo mayor crédito esta en la finura, la realidad y la pasión con que relata el sufrimiento de los pueblos humillados. En composiciones libres, en prosa ideal, que hasta no mucho tiempo atrás vocalizara los comienzos ecuatorianos y hoy destaca la compleja problemática social. Adicionalmente de su lírica y de su novela, le son conocidos abundantes ensayos.
En 1995 publicó “Ciudad sin Angel”, su novela numero dos, relata una temática histórica de Sudamérica, el destierro y la flagelación, vistos con vivacidad. Es una novela de investigación de la limitada organización del tiempo circular que retorna y se detiene sin piedad, profundizando el sufrimiento de los hombres.
De lectura sencilla y fluida, cuyo argumento, entrelazado a los dos caras del espejo, sobrepone las testificaciones y nos muestra una historia, la de los enamorados de sumpa, o del amor sacado de la tierra, que admitieron la muerte para diluir el espacio de la realidad actual, que les era una real pesadilla.
Jorge Enrique Adoum, hombre sosegado, bueno y gran amigo que jamás ha engañado a nadie, ha redactado casi treinta libros y sus dos novelas certifican que posee recursos muy propios como relator. Sus escritos son un escape de la propia realidad, combinados con ingredientes históricos y otros imaginarios, todo ello observado por un relator sabio que hace manifiesta su existencia en el tiempo sin criterio, inerte sin respuestas.
Obras de Jorge Enrique Adoum
Jorge Enrique Adoum muestra no solo una prolífica obra sino una multifacética capacidad de producción. Su fortaleza son sus poemas, más aún son bien conocidos sus libros, novelas, ensayos, piezas de teatro y artículos periodísticos. Igualmente son conocidas sus antologías, recopilaciones y selecciones de materiales propios o de otros autores.
Libros
- Entre Marx y una mujer desnuda, 1976
- Ciudad sin ángel, 1995
- Los amores fugaces: memorias imaginarias, 1997
Poemas
- Ecuador amargo, 1949
- Carta para Alejandra, 1952
- Los cuadernos de la tierra: I. Los Orígenes, II. El Enemigo y la Mañana, 1952
- Notas del hijo pródigo, 1953
- Relato del extranjero, 1955
- Los cuadernos de la tierra: III. Dios trajo la sombra, 1959
- Los cuadernos de la tierra: IV. El Dorado y las ocupaciones nocturnas, 1961
- Informe personal sobre la situación, 1973
- El amor desenterrado y otros poemas, 1993
- Claudicación intermitente: (poemas recientes), 2004
- Mayo de 1968 (¿siglo XXI?) seguido de: Agosto es el mes más cruel, 2008
- Ecuador amargo toda la vida
Ensayos
- La gran literatura ecuatoriana del 30, 1984
- Sin ambages: textos y contextos, 1989
- Guayasamín: el hombre, la obra, la crítica, 1998
- Mirando a todas partes, 1999
- Ecuador: señas particulares, 2000
- De cerca y de memoria: lecturas, autores y lugares, 2002
- Aproximación a la paraliteratura, 2006
Frases
- Aquí la única manera de ser leído es escribiendo en las paredes.
- Que mañana no sea la prolongación del hoy tal como el presente ha sido la prolongación del ayer.
- El conocimiento de si mismo conduce forzosamente al hombre al Amor y al Amor al Reino interno.
Señas Particulares de Jorge Enrique Adoum
La obra “Ecuador: Señas Particulares” de Jorge Enrique Adoum toca primordialmente la temática de la identidad como nativos del Ecuador, lo cual nos lleva a pensar y a preguntarnos ¿Qué verdaderamente es ser un ecuatoriano?. Aunque nos luzca algo inusual los nativos ecuatorianos no conocen la respuesta, de tal manera que la pregunta es respondida por el autor. Nos lleva con él a averiguar el real origen del ecuatoriano, para saber lo que son.
Esta obra no comprueba vividamente lo que en verdad son los ecuatorianos, la forma en la que los ven los demás, y particularmente lo que deben sentir, lo que deben recordar y lo que conlleva decir del modo más honesto y con el corazón en la mano “yo soy ecuatoriano”.
Este libro nos dirige y a manera de desafío y crítica nos recuerda que la identidad debería ser algo natural de cada ser. Debería no poder borrarse y en particular debería ser respetada y querida por nosotros mismos. Por cuestiones sociales esta se va formando poco a poco, o así Adoum lo destaca con su frase “No todo lo tradicional es popular, ni todo lo popular merece ser conservado”. Lo que nos quiere señalar no es tan simple, pero si fácil de explicar, es sencillo y común en todas las colectividades y no tan solo en la ecuatoriana.
La obra destaca que para muchos “ser ecuatoriano” sea tenido como sinónimo de “vergüenza” particularmente por el racismo que se expresa en el país. Muchos ecuatorianos tienen una tonta discriminación hacia los variados grupos indígenas ecuatorianos, siendo esto una sinrazón, este odio sin sentido alguno que se da de los unos a los otro, sabiendo que todos han nacido en la misma tierra y provienen de una misma raíz.
La esencia de “ser ecuatoriano” está en conocer y amar lo hermoso que tiene este país y también tener voluntad para confrontar lo negativo y saber luchar para mejorar las cosas y hacer del Ecuador un verdadero país y un real sentimiento.