México tuvo una etapa de su historia a la que universalmente se describe como el Primer Imperio mexicano, que se prolongó desde 1821 hasta 1823, en medio del cual la patria fue tratada bajo una administración predilecta.
Antecedentes
La Guerra de Independencia de México continuó durante once años y estaba muy lejos de ser un proceso indistinto. Su intención subyacente era ayudar a la llegada de Fernando VII como gobernante de España contra el ataque francés, aunque más tarde José María Morelos y Pavón y lo que quede de los caudillos radicales tomaron como motivación la autonomía agregada de la Nueva España.
La respuesta española sofocó el esfuerzo bélico de los años principales. Después de la ejecución de Morelos, los agitadores se opusieron como guerrilleros limitados en pequeños dominios. Agustín de Iturbide se convirtió en el delegado de una primera clase que vio socavados sus intereses con la recepción de la Constitución de Cádiz. En perspectiva de esto, optaron por coincidir con los guerrilleros y reforzar la división de Nueva España.
En la ciudad de Córdoba, Agustín de Iturbide, líder del Ejército Trigarante, se reunió y el último emisario que había desembarcado recientemente de España, Juan O’Donojú. Se reunieron para firmar la libertad del virreinato. El 24 de agosto de 1821, los dos personajes se reunieron en el Portal de Zevallos y marcaron los enfoques llamados Tratados de Córdoba, que percibieron la libertad y el dominio de la región a la que Nueva España había hablado recientemente.
La renombrada expresión de esa reunión es la gran confianza y amabilidad con que nos comportamos por aquí; Me imagino que será sencillo para nosotros desatar el grupo sin romperlo, dijo Agustín de Iturbide. A raíz de la culminación de la autonomía de México a través del Plan de las Tres Garantías, el tipo de asociación concurrente del país primitivo sería un gobierno establecido, para el cual se establece el supuesto Imperio Mexicano, al frente del cual está el General Agustín de Iturbide.
Agustín de Iturbide fue elegido constantemente Presidente de la Junta y después de ese Presidente de la Regencia del Imperio, aunque era inconsistente con el orden de la fuerza armada, y pensando que debía conservar lo último mencionado, fue seleccionado Generalísimo de las armas. Del dominio del océano y la tierra. Después del paso del Ejército Trigarante, el gobierno virreinal se disolvió y las fortificaciones de Acapulco y Perote comunicaron su rendición. (Ver: Lenguas Indígenas de México)
El pasado virreinato de Nueva España se convirtió en un gobierno moderado establecido llamado Imperio Mexicano. El Plan Iguala, declarado por Don Agustín de Iturbide, aseguró tres garantías: la libertad de México, la protección de la religión católica y la asociación del considerable número de ocupantes de Nueva España, aludiendo a los mexicanos y españoles (poco tiempo Más tarde se convirtieron en la población local).
El acuerdo no modificó la circunstancia social de la nación, solo las cuestiones legislativas, dando mayor capacidad a los criollos y mexicanos, sin embargo, dieron la bienvenida a un gobernante europeo para que asumiera la posición de autoridad del Imperio Mexicano. Ningún gobernante lo haría, para esquivar los enfrentamientos con España que no percibió la autonomía de sus anteriores provincias americanas. Esa es la razón por la que Agustín de Iturbide fue anunciado jefe de México.
Historia
Este tipo de poderío dependía del Plan de Iguala, y sancionado en los Tratados de Córdoba, que estipulaba una legislatura responsable de un encargado de la cámara de decisión en España. En medio de este procedimiento para moldear el Imperio mexicano principal, se nombró una junta de Gobierno Provisional, compuesta por individuos del ministerio y personas ricas, por ejemplo, terratenientes y transportistas, y no extremistas.
Entre los supuestos que dieron forma a esta reunión se encontraban Juan O’Donojú y Agustín de Iturbide, quien fue delegado oficial de la junta que poco después impulsó una convocatoria para presentar un congreso, que se presentó en consecuencia el 24 de febrero de 1822, con tres alianzas políticas que lucharon por sus diversos pensamientos y sentimientos.
Los partidarios de Iturbide, llamados iturbidistas, los borbonistas, partidarios de un individuo del reino español para supervisar México, y los republicanos, formados por agitadores que lucharon por un gobierno republicano. De estos tres encuentros, fueron los Iturbidistas los que triunfaron obligando a Agustín de Iturbide como el principal gobernante del Imperio Mexicano, ya que en España los Tratados de Córdoba eran oscuros, al igual que la autonomía de la nación.
Esta circunstancia fue mal utilizada, y la tarde del 18 de mayo de 1822, el Sargento Pio Marcha y el Coronel Epitacio Sánchez salieron con sus tropas gritando a través de la ciudad de México «Viva Iturbide I», y acumularon a los nativos que se unieron al grito.
Iturbide, quien según algunos especialistas en historia no reconoció tal situación hacia el inicio, reconoce estar vestido como el principal soberano de México. De esta manera, el 21 de julio de 1822, fue delegado en la casa de Dios de la ciudad de México como Agustín I.
En medio de su corto gobierno, que se mantuvo en funcionamiento desde el 18 de mayo de 1822 hasta el 19 de marzo de 1823, la nación experimentó un absolutismo y desesperanza que generó retroalimentación del congreso, que Iturbide rompió para conformar una junta nacional organizadora que fue comparada con sus anhelos autoritarios. Antonio López de Santa Anna no conoce a Agustín de Iturbide como jefe del Plan Casa Mata, Vicente Guerrero y Nicolás Bravo también ascienden en armas solicitando la pronta reinstalación del congreso.
Restaurado el congreso el 7 de marzo de 1823, el emperador Agustín I abandonó la corona del Imperio Mexicano el 19 de marzo de ese año, y partió por fuera del puerto de Veracruz el 11 de mayo de 1823 a Europa. En México, un breve lapso más tarde se anuncia un embaucador, por lo que a su llegada se le descubre y le disparan un disparo el 19 de julio de 1824 en la ciudad de Padilla, Tamaulipas.
El Primer Imperio Mexicano tuvo una expansión regional de 4, 925,283 km 2, teniendo las áreas centroamericanas como un aspecto importante, al incorporarse en 1822 a México, declarándose libre de España y aislado del Imperio Mexicano en 1823.
Plan de iguala
El Plan de las Tres Garantías (Plan de Iguala) aseguró tres cosas: la autonomía de México, la protección de la religión católica y la obligación de los individuos que vivían en Nueva España (españoles y mexicanos). Poco después se unió a los lugareños. Este arreglo era solo de una clase política; De aquí en adelante su decepción, ya que no reflexionó sobre una metodología para mejorar las circunstancias sociales del país. Los principales destinatarios fueron los criollos y los mexicanos.
En perspectiva de la forma en que ningún gobernante reconoció la bienvenida del estado inicial para liderar el Imperio Mexicano, Agustín de Iturbide fue emitido como soberano. Ningún señor necesitaba ganar problemas con España, que no conocía la autonomía de todas sus provincias americanas anteriores. En septiembre de 1821, con Iturbide como líder del régimen, la posición de la realeza de México todavía estaba vacía. El Plan de Iguala construyó al gobierno protegido como un tipo de gobierno, teniendo un Congreso como árbitro.
Se eligió para llenar la oportunidad del gobernante con un grupo de gobierno líder temporal. A través de una carta, el Rey de España Fernando VII, o cualquier individuo de su familia, fue bienvenido a reconocer la posición de autoridad de México.
Sus cuatro estándares clave fueron:
- Construir la autonomía de México.
- Mantener el gobierno encabezado por Fernando VII o uno de los individuos de la Corona española.
- Construir la religión católica como uno de los tipos.
- Fundar la asociación de todas las clases sociales.
Después, estos tres estándares (Religión, Independencia y Unión) se convertirían en las Tres Garantías promovidas por la fuerza armada que continuaría la administración, que, por una razón similar, se conocía como el Ejército Trigarante.
El Plan de Iguala contiene una expansión de diecisiete títulos conocidos como los Tratados de Córdoba en los que se estipuló que la administración que abrazaría a México como un país libre sería un gobierno moderado, cuya corona se permitiría a Fernando VII, individuo de la Cámara de Representantes. De Borbones, o en su falta de asistencia, a algún otro infante de España para volver a la corona, en el ahora autónomo México, el poder que la Constitución española de 1812 le había quitado en España.
El acuerdo además dominó los refinamientos étnicos entre los ocupantes de la entonces Nueva España; Proclamó la correspondencia considerando todas las cosas y, de esta manera, comenzando ahora y en el futuro previsible, todos tendrían derechos similares.
Para administrar la nueva nación en lo que vino un gobernante a poseer la corona, el acuerdo propuso la producción de una «Junta Supervisora» y, más tarde, una Regencia que sería responsable de administrar en lo que se eligió el nuevo soberano. Además reuniría las Cortes para ampliar una Constitución.

Agustín de Iturbide
El acuerdo es una respuesta a los desarrollos desinteresados que estaban ocurriendo en España, en lo que podría conocerse como el Trienio Liberal. Después de una profesión militar hecha en Sevilla por Rafael de Riego, esto descubre cómo poder firmar al rey Fernando VII de España una constitución parlamentaria liberal, la Constitución española de 1812.
Este trienio liberal perdura en algún lugar en el rango de 1820 y 1823, cuando Fernando VII entiende que la Santa Alianza (Prusia, Austria y Rusia) envió una fuerza armada formada por 95.000 soldados en ayuda del señor (fuerza armada llamada Cien Mil Hijos de San Luis), restableciendo el Antiguo Régimen y el absolutismo.
Después de la batalla de trocadero. Esto causó un reasentamiento de «disidentes», principalmente a Londres, y que perduró severamente con una cuota que les permitió al gobierno inglés. Por fin, amonestó a los revoltosos para que se unieran al mencionado Ejército Trigarante, cuyo precursor sería Agustín de Iturbide.
Contrastes ideológicos
Las distinciones en el campo ideológico y los intereses de las partes que habían consentido en la libertad del dominio mexicano del Imperio español, detonaron en poco tiempo. El Congreso recientemente acomodado fue hecho de monárquicos, Borbones y Republicanos. Los monárquicos eran partidarios del gobierno protegido o moderado que se había tipificado en el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba. Incluso sostuvieron la actividad de que Iturbide fuera delegado Emperador de México. (Ver: Religión en México)
Los republicanos, la mayoría de los cuales se originaron en las posiciones guerrilleras que lucharon cerca de Morelos en algún lugar en el rango de 1811 y 1812, no necesitaron al nuevo Imperio para terminar una rutina absolutista impulsada por Iturbide. Más bien, propusieron un programa de administración como el de los Estados Unidos.
Dominio territorial
Bajo la legislatura de Agustín de Iturbide, México tuvo su aumento regional más notable, recogiendo las adiciones casi intencionales de diferentes regiones que habían proclamado su autonomía de España. Regiones que no podían depender militarmente del virreinato de la Nueva España, aunque políticamente. El Imperio Mexicano busca por parte de Iturbide la extensión de las regiones del Reino de Guatemala anunciadas autónomas de España.
En el sur, Yucatán y Chiapas también se declararon libres y después de eso pidieron su extensión. Hacia el norte, Nuevo México, Alta California, Texas y Nuevo León lograron su autonomía y, como condiciones políticas del Virreinato de Nueva España, se unieron al Imperio.
Antes del final de 1822, la pancarta de las tres certificaciones volaba en ese momento desde Panamá en el sur, hasta el enorme dominio que incorpora una línea inexistente entre Alta California y el río Mississippi. Solo la pieza focal de la Intendencia de San Salvador se mantuvo fuera del Imperio, gobernada por una ciudad similar de San Salvador, que se agregó el 9 de febrero de 1823 y, además, San Vicente.
En cualquier caso, hacia el final de la legislatura monárquica de Agustín de Iturbide y el control militar incompleto de Centroamérica, las regiones de este distrito, efectivamente comandadas por los liberales, se proclamaron libres; Solo Chiapas, después de un corto período como país soberano, eligió unirse a los Estados Unidos Mexicanos en 1824, que había recibido oficialmente un modelo republicano presidencial y gubernamental.
El dominio del incipiente Imperio Mexicano era el equivalente al del Virreinato de Nueva España, aparte de las capitanías generales de Cuba, Santo Domingo y Filipinas. Es decir, aseguró los límites de la provincia de Oregón en los Estados Unidos a la región de impulso de Costa Rica, además de los dominios en el extranjero, Filipinas, Ghana y Hawai.
Territorios concéntricos americanos
Los territorios de América Central que tenían un lugar con el antiguo Reino de Guatemala y que estaban reunidos militarmente bajo el control de la Capitanía General de Guatemala, estaban vinculados de esta manera al Imperio Mexicano. El argumento era que estos dominios sin ley, con poca población y activos militares raros, no podían subsistir como países libres. En realidad, fueron socavados para ser colonizados recientemente por el Imperio Español.
En ese punto, la región mexicana alcanza sus medidas de tierra más prominentes y, junto con Estados Unidos, Brasil y Gran Colombia, es uno de los más grandes. Esta primera magnífica experiencia mexicana siguió practicando prácticamente nada. El 19 de marzo de 1823 se rompió el dominio y se anunció la república. Meses después del hecho, las áreas centroamericanas recapturaron su autonomía.
Emancipación del Primer imperio mexicano
Las fuerzas españolas limpiaron la capital y la fuerza armada de Trigarante ingresó el 27 de septiembre de 1828. Al día siguiente se creó una Junta de Gobierno Provisional, compuesta por 34 individuos de los sistemas de creencias más contradictorios, quienes a raíz de marcar la Ley de la Independencia del Imperio Mexicano seleccionaron una Junta de Regencia, administrada por Iturbide.
Éste mantendría el control hasta el momento en que Fernando VII llegara a ocupar la corona y que tendría el poder administrativo hasta la carrera de un Congreso Constituyente; Los contrastes se diferenciaron entre las perspectivas sostenidas por las diferentes reuniones liberales y las salvaguardadas por los partidarios de Iturbide.
La guerra entre revoltosos y versados había causado enormes desgracias humanas y financieras. En medio de los 11 años que duró, la disputa mató a una gran parte de un millón de personas, destruyó a los transportistas y rancheros y causó la destrucción de ciudades, granjas y minas, por lo que la economía de la nación era extremadamente débil.
La tesorería de la población en general, además, no tenía activos, en realidad la administración no tenía efectivo. México fue una nación sustancial y se transmitió de manera ineficaz; Los bandidos poseían grandes cantidades de las calles.
La Nueva España, hoy México, optó por terminar libre de España cuando Napoleón Bonaparte obligó a los Reyes españoles a dejar la posición real a su hermano José Bonaparte, ante esta ocasión produjo un descontento extraordinario en España, cuando la noticia del estallido de La autonomía en España y del escaso poder en que se había mantenido el gobierno, desembarcaron en la Nueva España.
La circunstancia estimuló la preocupación por lo que el gobierno fronterizo debería hacer sin un gobernante real. Las suposiciones se aislaron en dos, desde una perspectiva peninsular prescrita, demorándose un poco para comprobar si la circunstancia en España fue consolada.
Su conclusión no fue ajustar o modificar la solicitud de gobierno en Nueva España y confiar en que las cosas se planearán en la ciudad De todos modos, los individuos del comité de la ciudad de la ciudad de México, en su mayor parte criollos, no pensaron lo equivalente. Ellos sugirieron que Nueva España se arreglara.
México se pronunció libre de España. Los principales tramos largos de un México independiente. Su propia Junta de Gobierno y que representó el Ayuntamiento, mientras Fernando Vll volvió al puesto de realeza. A decir verdad, esta división de sentimientos aclaró una circunstancia de contención que existía entre los criollos y los peninsulares.
En 1808 Francia atacó a España, llegó la noticia de que América, poco después comenzó a hablar sobre quién debería supervisar, el Virrey José de Iturrigaray convocó una reunión con la Audiencia y el Ayuntamiento para decidir sobre la cuestión, el emisario refuerza el La fiesta criolla de la cámara de la ciudad, con la sensación de que los peninsulares se agotaron, se derrumbó, este golpe irrumpió en numerosos criollos, que en varias áreas comenzaron a componer intrigas para expulsar totalmente el control de los peninsulares. (Ver: Cultura Maya)
Economía
La ausencia de un acuerdo monetario para gestionar los problemas del Imperio Mexicano fue una de las razones de su decepción, ya que salió impecable de las estructuras colonialistas. La Guerra de Independencia dejó a la nación en un estado financiero básico, con una generosa reducción en el poder de trabajo y las cuentas en bancarrota.
Compromiso
Los gobiernos progresistas que tenía la nación desde el Primer Imperio Mexicano (monárquico, republicano, federalista, centralista y la tiranía) tampoco pudieron enfrentar el problema monetario. La deficiencia de la administración alcanzó los 300 mil pesos, ya que gastó más efectivo del que ingresó. Por otra parte, el Imperio principiante necesitaba obtener de Inglaterra por alrededor de 30 millones de pesos para pagar la obligación remota a España a cambio de su reconocimiento.
Economía semi-primitiva
Cuando de autonomía, la responsabilidad por la tierra estaba en gran medida en manos del pastorado y de las familias terratenientes. Era una economía pre-industrialista semi-primitiva o amplia que contribuyo en su época al desarrollo de la nación mexicana.
Minería pasada por alto
El movimiento minero fue abandonado después de la Guerra de Independencia. El cobre fue un destacado entre los más influenciados. El movimiento monetario se reunió principalmente en el segmento de negocios. Los borbonistas, que defendían la compensación de los derechos monárquicos de Fernando VII de Borbón, estaban separados e indecisos. Reforzaron cualquier tipo de gobierno, dependiendo de quién era el gobernante o el presidente. Pensaron en que si el gobernante del Imperio Mexicano no se originaba en la casa de los Borbones, era ideal que un gobierno republicano fuera abrazado.
Signo o Bandera
Primera bandera nacional. Utilizado en medio del Primer Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide, de acuerdo con la Orden Provisional de la Junta Provisional del Gobierno Soberano del 2 de noviembre de 1821, que se acumula «que las pancartas nacionales y las banderas de la fuerza armada deben ser tricolor, recibiendo los tonos verde, blanco y negro. Sombreado en rojo. Rayas verticales, y un halcón delegado se dibuja en el blanco», tome nota de que el escudo no transmite una serpiente o una corona de partes de árboles o aceitunas. (También puedes ver:Cultura mexicana)
1822 – 1823
Increíble escudo del imperio mexicano. La decoración es la siguiente: «En un campo de Plata ilustrado en Oro, el Águila Mexicana delegó Imperialmente a lo normal, permaneciendo en su mano correcta en un nopal en sinople y floreció en gules, concebido de una piedra que brota de el agua.
Delegada en forma imperial y con lambrequines en el interior en plata y en sustitución de sinople y gules acoplados al emblema de la Cruz de Independencia de Primera Clase y Época y las joyas de la Orden Imperial de Nuestra Señora de Guadalupe. Suprema y en efectivo «Libertad, Religión y la unión”.
Pequeño escudo del imperio mexicano. El Decreto de la Junta de Gobierno Soberano del Imperio, fechado el 7 de enero de 1822, establece que «las Armas del Imperio para una amplia gama de sellos son solo el nopal concebido a partir de una piedra que sale del estanque de marea, o más permanece». En el pie izquierdo un pájaro con magnífica corona”.
Después de la coronación de la liturgia de Iturbide como jefe y de su mejor mitad Ana María Huarte como gobernante, el 21 de julio de 1822, las imágenes de México cambiaron. El propio Iturbide era responsable de ajustar el estandarte de la fuerza armada Trigarante. Las tres franjas se planearon verticalmente (como la actual) con los tonos apropiados en la solicitud adjunta: verde, blanco y rojo.
Blanco significa religión, verde significa libertad y rojo significa la asociación de los individuos mexicanos. Presentó la imagen del brillante halcón delegado en la franja focal, permaneciendo con la pierna izquierda y la pata correcta para proteger sobre la flora del desierto, que salta sobre el islote de un estanque de mareas. Esto en mención a la leyenda náhuatl.
El 2 de noviembre de ese año, a la manera de la Junta de Gobierno Provisional Soberana, se adoptó esta estructura. El escudo de esta pancarta no contiene la serpiente ni una corona de partes de olivos o árboles. El emblema del Primer Imperio Mexicano muestra la banda para el cuello de la Orden Imperial de Nuestra Señora de Guadalupe, y además los componentes que lo acompañan y el embellecimiento.
Campo de plata perfilado en oro.
El ave mexicana delegada queda a su garra del lado izquierdo. Se establece en una planta del desierto en sinople (verde) y floreció en gules (oro), que se concibe en una piedra que brota de un estanque de mareas. Dirección del soberano: Con lambrequines en el interior en plata. Exteriormente intercambian sinople y gules. Manto real de gules. Se avanza con la corona real y con la leyenda: «Autonomía, religión y unión».
Por pronunciamiento de la Junta de Gobierno Soberano del Imperio, fechada el 7 de enero de 1822, se construye que el escudo del Imperio para todas las estampillas en sus clases distintivas es simplemente «el nopal concebido de una piedra que sale del estanque de marea» y El halcón con magnífica corona.