Los rituales indígenas colombianos se llevan a cabo en algunos momentos de la vida de cualquier miembro de las tribus indígenas con diferentes fines y en pro de la protección de la comunidad como tal.
La cultura colombiana está repleta de una diversidad cultural que hace que existan muchos grupos indígenas, incluso dentro de la ciudad desenvolviéndose de la misma forma en su tierra originaria o en escenarios más urbanos.
Rituales indígenas colombianos.
Colombia se conoce por su diversidad de grupos étnicos que hacen vida dentro de sus fronteras y tienen ciertos rituales ceremoniales que son usados para determinadas situaciones en la vida.
Con este post queremos dar a conocer los rituales indígenas colombianos de un grupo étnico en específico denominado motilones.
Los motilones están asentados en las selvas que colindan con el rio Catatumbo y se encuentran a ambos lados de la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela. Estos tienen como lengua el Bari, un idioma perteneciente a la familia de la cultura chibcha.
Rituales indígenas colombianos: motilones.
Estos indígenas tienen la creencia de un ser superior que invocan durante la enfermedad de uno de sus miembros, cuando los hombres van a pescar, a cazar o cuando se procede a buscar la cosecha.
Pero a pesar de este dios, la religión no tiene la figura de autoridad constituida que pueda ser transmitida, ya que la misma tiende a deformarse cuando pasa de generación en generación.
Su dios lleva por nombre “Saymaydódjira”, quien existe desde el principio antes de que existieran los motilones, lo que lo convierte en su creador.
Los rituales indígenas colombianos practicados por ellos se pueden representar en cuatro situaciones generales de la vida llamadas:
El Canto de las Flechas.
Esta ceremonia se realiza como parte de un programa o serie de actividades que estando en conjunto toman por nombre “Las Fiestas de las Flechas”.
Vista como ritual el canto de las flechas se ejecuta durante varios días, donde todos los motilones provenientes de todas partes del territorio se reúnen, usando un bohío construido especialmente para esta celebración.
En la celebración se llevan a cabo jornadas de canto que pueden tener una duración de hasta 14 horas diarias. Lo más espectacular es que estas jornadas son llevadas a cabo sin ningún tipo de interrupción o descanso, ni siquiera se para para comer o beber algo.
El Exorcismo del Bohío.
Luego de haber construido un bohío, se lleva a cabo la ceremonia del exorcismo, la cual consiste en alejar a los malos espíritus del mismo antes de ser habitado. Con esta ceremonia también se hace una limpieza de microbios y seres que resultan malignos para la cultura del motilón, como es el caso de los gusanos.
El rito lo llevan a cabo los hombres, ellos toman sus arcos y flechas para ingresar al bohío formando una fila india y rodeando todo el lugar a la vez que tocan a cada momento las paredes del bohío.
Curaciones.
Estableciendo una cultura de “hombre-medicina”, se crea la existencia del curandero entre los motilones. Pero esta cultura actúa por igual en todas las culturas originarias de América.
El curandero utiliza sus poderes sobrenaturales para poderse comunicarse con cosas físicas y las plantas, buscando el fin de curar las enfermedades y en algunos casos para establecer juicios condenatorios frente a algunos comportamientos anormales.
La Pubertad.
Aunque la fase de la pubertad puede pasar casi desapercibida entre los indígenas motilones, aunque se pueden presenciar ciertas ceremonias sencillas con el fin de iniciarse en el mundo adulto; estos se aplican especialmente a los hombres.
Si se cree que un niño ha llegado a una edad en la que ha desarrollado habilidades que le permita desenvolverse solo en el mundo adulto, el padre reúne en un espacio aislado a algunos allegados suyos confiriéndole el estatus de adulto con la entrega de un guayuco.
En el caso de la mujer, la llegada de la pubertad es un poco más objetiva pero no existe un ritual o ceremonia propiamente dicho como se hace con los chicos. En un momento en específico, el cual decide la madre, se le hace entrega a la muchacha de la faldilla para que la use.
Esta prenda de vestir es como un signo externo de que las niñas están preparadas para una vida adulta y las facultades femeninas del sexo, pues desde el momento en que se empieza a usar la joven puede ser pretendida para casarse.
Otro de los rituales indígenas colombianos entre los motilones lo constituye el momento matrimonial, llevado a cabo por un rito muy sencillo donde se da mucha importancia al aspecto individual donde la comunidad indígena participa.