Teotihuacán, una ciudad antigua y misteriosa que encierra en sus palacios, construcción y esculturas tantos secretos y tradiciones antiguas que es imposible no amar a esta civilización milenaria que ha dejado tantos rastros en su ciudad y en culturas posteriores.
Historia y origen de Teotihuacán.
Se puede considerar que el periodo de más auge de la ciudad corresponde al tiempo denominado Clásico Temprano de Mesoamérica que abarca entre los siglos II o II hasta llegar al siglo VI.
Pero el verdadero inicio de Teotihuacán se debe contemplar en el primer milenio antes de la llamada era común. Teniendo una ubicación privilegiada al noreste del valle de México, teniendo cerca la ribera norte del lago de Texcoco, esta ciudad paso a ser la competencia directa de Cuicuilco durante el tiempo Preclásico Tardío.
La repentina erupción del volcán Xitle, localizado en el sur del valle, fue un acelerador de la caída dela ciudad de Cuicuilco, lo cual a su vez favoreció la concentración de la población así como el poder político y económico que venía sumando Teotihuacán.
Sin embargo, para mediados del siglo VIII, la ciudad comenzó un proceso de debacle cuyas causas todavía no han sido descubiertas del todo. Este proceso dio inicio al Período Epiclásico mesoamericano.
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Cronología.
Si se quiere estudiar la larga y a la vez compleja historia que rodea a la ciudad de Teotihuacán, se han propuesto una serie de etapas cronológicas que se basan en los trabajos hechos en cerámica que se han recuperados de numerosas excavaciones e investigaciones.
Cada fase se relaciona con los cambios, ya sean técnicos o estilísticos que se pueden apreciar en los trabajos de alfarería de la ciudad. De esta forma se ha podido simplificar el hecho de datar los restos encontrados, gracias a que la cerámica es un material resistente que puede soportar muy bien el paso del tiempo.
Por otro lado, existen muchos investigadores que han concentrados sus esfuerzos en Teotihuacán, por lo que han surgido varias cronologías que marcan el paso de la población por la historia.
Hoy en día, la mayoría de estudiosos se han decantado por seguir la cronología propuesta por René Millon con su equipo de colaboradores, aunque algunos investigadores como George Cowgill y Evelyn Rattray sugieren que debe ser ajustada en las fases finales.
A pesar de esto, nos podemos basar en ella para hacer un repaso de la ciudad en el tiempo.
Periodo Clásico Prehispánico: El valle de México.
La historia de la ciudad de Teotihuacán se comprende como una pequeña parte que conforma un largo y complicado proceso civilizatorio, teniendo como punto de partida la llegada de seres humanos a la zona de Anáhuac, hace aproximadamente 20 mil años.
Con esta fecha se han clasificado los descubrimientos que se hicieron en primer lugar en Tequixquiac y luego en Tocuila y Tlapacoya. En el último yacimiento fueron hallados dos cráneos de humanos que se han relacionado directamente con restos de animales y herramientas líticas.
La agricultura fue el principal factor que permitió un sedentarismo en la zona, pues en la orilla oriental del lago de Chalco pudo establecerse un primer asentamiento llamado Zohapilco, poniendo como fecha aproximada entre los años 5500 a. C. al 3500 a. C.
Durante estos años la población contaba con diversos instrumentos usados para labrar la tierra, materiales para el procesamiento de los granos y diversas armas para la cacería. A partir del año 2000 a.C. aproximadamente fue que empezaron con la producción de cerámica.
Poco a poco la actividad agrícola cobro importancia, llegando a ser la base de la economía de los pueblos que hacían vida en el valle de México, considerándose que esta era una fuente segura de alimento.
Y a medida que esta importancia fue notándose, comenzaron a asentarse diversas aldeas en los alrededores de los lagos del Anáhuac. Aunque es un poco complejo el aspecto social que contaban estas aldeas, en la mayoría de los casos existía una marcada diferencia social entre las clases.
Estos asentamientos humanos combinaron la actividad agricultora con la explotación de recursos que se encontraban en los lagos, mostrando en el proceso diversas influencias culturales con una inspiración olmeca, así como de diversas culturas de Occidente.
La ciudad de Cuicuilco llego a convertirse en un centro político, cultural y económico de suma importancia dentro del valle de México alrededor del año 600 a. C. Cuando se encontraba en su apogeo se estima que conto con una población de 22.000 habitantes, aunque otros investigadores elevan la cifra hasta los 40.000 habitantes.
Se conoce que fue en este lugar donde se construyó la primera pirámide de Mesoamérica, dando paso al culto del dios del fuego presumiendo que esta deidad tendría influencia por la cercanía en la que se encontraban con el volcán Xitle.
El volcán entro en actividad de erupción para el año 100 a.C. aproximadamente, lo que produjo que se llenara de lava el centro ceremonial Copilco, mientras que la mitad de la ciudad de Cuicuilco también se vio afectada.
No se sabe a ciencia cierta que paso con la población de esta ciudad, pues si bien es sabido que la población fue participe de la fundación de Teotihuacán, las migraciones desde la ciudad hasta áreas ubicadas al sur de los lagos tuvieron comienzo antes de que el volcán hiciera erupción.
Existe la posibilidad de que durante algún tiempo Cuicuilco fuera contemporánea y rival de la naciente Teotihuacán, pero luego desapareció ante un escenario confuso cuya fecha es imprecisa y se ubica en los años 200 a. C. y el 200 d. C. aproximadamente.
En los que se denomina como el Preclásico Medio, abarcando entre los años 1200-400 a. C., algunas aldeas como Tlatilco, Copilco y Cuicuilco fueron capaces de alcanzar su apogeo.
Antes del 300 a. C.: Primeros asentamientos en la región de Teotihuacán.
No se conoce mucho sobre el proceso de fundación de la ciudad de Teotihuacán. Se conoce que desde el periodo Preclásico Medio, en el valle de Teotihuacán comenzaron a hacer vida una serie de aldeas que se dedicaban a la agricultura.
Estas eran contemporáneas con las grandes ciudades de Terremote Tlaltenco, Tlatilco y Cuicuilco, siendo que su etapa de desarrollo se denomina por las fases Cuanalán y Tezoyuca.
En la fase Cuanalán, ocurre el establecimiento de las primeras aldeas en el valle de Teotihuacán, las cuales supieron aprovechar las condiciones y recursos que el entorno ofrecía para dedicarse a la agricultura.
Se han planteado diversas hipótesis donde se afirma que los habitantes de estos primeros asentamientos tenían orígenes otomíes o popolocas, sin embargo no hay evidencia veraz que respalde esta creencia.
Más o menos en el año 100 a. C. se desarrollaron dos asentamientos que siglos después se encontrarían en las inmediaciones de la metrópoli teotihuacana. El primero hace referencia al centro ceremonial de la ciudad ubicada sobre la calzada de los Muertos.
Aunque la mayoría de la población en el valle teotihuacano y su creciente densidad se ve relacionado con el continuo abandono de la ciudad de Cuicuilco, hay evidencia que apunta a que otras poblaciones o asentamiento fueron absorbidos por Teotihuacán durante su crecimiento.
El emplazamiento de la ciudad, hace constar que los fundadores no solo buscaron una ubicación ideal, sino una que fuera estratégica para favorecer la agricultura y asegurar el continuo abastecimiento de alimento a la ciudad.
Y es que su ubicación permitía la explotación de materiales naturales como los yacimientos de obsidiana en Otumba y la sierra de las Navajas, los productos que se encontraban en el lago de Texcoco, además de los manantiales de Patlachique. También ejercían control sobre las rutas comerciales comprendidas entre el Anáhuac y la costa del golfo de México.
El urbanismo que hizo posible la fundación de Teotihuacán, tuvo como aporte cultural directo a la sociedad cuicuilcas, quienes contaban con una organización social un tanto compleja pero centralizada que hizo más fuerte la estructura de la ciudad.
En la fase denominada Patlachique, es cuando se hace más fuerte el núcleo urbano de la ciudad, experimentándose una población desmesurada que se elevaba a los 100.000 habitantes en la cuenca de México y 25.000 en Teotihuacán.
La población concentrada en la llanura aluvial del lago de Xochimilco, pudo tener en Teotihuacán un fuerte rival que le impedía tener el control político de la cuenca. Este hecho pudo haber traído como consecuencia un enfrentamiento bélico.
Inicios de la ciudad.
Para el año 100 a. C., la ciudad de Teotihuacán comenzó a albergar un importante número de personas que venían de todas partes del valle del Anáhuac. A este crecimiento poblacional se sumaron los emigrados de Cuicuilco, comenzando así las migraciones que terminaron por despoblarla.
Los edificios de la ciudad se construyen en torno a dos ejes principales. El primero de ellos se ubica en la zona norte-sur donde se encuentra la calzada de los Muertos, la cual se orienta a 15° 28′ hacia el este con respecto al norte geográfico.
El segundo eje, este-oeste, lo formo el curso del río San Juan siendo este desviado para que coincidiera con una orientación desviada 16° 30′ hacia el sur del este.
En esta época se hizo la primera parte de la construcción de la pirámide de la Luna siendo planificada la plaza del edificio y marcando el límite norte con la calzada de los Muertos.
Se pueden apreciar los esfuerzos enfocados en la construcción de la pirámide del Sol, la cual se hizo en una misma etapa y convirtiéndose en el centro de la ciudad pues se veía como una representación de la montaña primordial constituyendo el axis mundo dentro de la mitología mesoamericana. Tiene una plataforma que se cree fue construida después.
Según René Millon, durante este primer periodo de la ciudad, esta contaba con 30.000 habitantes y una extensión de 17 kilómetros cuadrados, siendo esta la mayor urbe que se podía encontrar en el centro de México y siendo comparada solo con Monte Albán en los valles Centrales de Oaxaca y Cholula en el valle poblano-tlaxcalteca.
En excavaciones hechas en los yacimientos de Morelos y el centro de estado de Guerrero, se han encontrados piezas hechas en cerámica granular al igual que la hecha en Teotihuacán, por lo que se supone que las relaciones comerciales entre estas regiones estaba presente.
Entre los años del 150 al 250 a.C., Teotihuacán logra una posición como la mayor ciudad del centro de México.
La parte central de la ciudad se mueve hacia la zona sur mediante la construcción de La Ciudadela, siento esta construcción una representación de una montaña sagrada al igual que la pirámide del Sol.
La Ciudadela se conforma por una serie de templos, trece en total, que se erigen alrededor de una plaza de gran tamaño, donde se ubica la pirámide de la Serpiente Emplumada.
Cuando se hizo el acto de consagración se ofrecieron a más de cien personas como sacrificio, siendo estas colocadas en entierros colectivos agrupadas en montones de 4, 8,18 y 20 cuerpos, además de los que se enterraron en solitario en las esquinas. En este conteo se incluyen los niños que fueron descubiertos por Leopoldo Batres, cada uno en un vértice de cada nivel de la plataforma.
A la vez que se construyó La Ciudadela, la ciudad adquirió un nuevo orden que consistía en cuatro cuadrantes que se lograron con la construcción de las avenidas Este y Oeste. Estas crean un eje que es casi perpendicular a la calzada de los Muertos, y tienen una orientación hacia los puntos cardinales y separando la ciudad.
La pirámide de la luna tuvo dos renovaciones de ampliación, una aproximadamente entre los años 150 y 200, y la otra hacia el año 225.
Según René Millon en esta etapa inicial de la ciudad, la población se elevó a 45.000 habitantes que ocupaban un territorio de 22.5 kilómetros cuadrados, siendo esta la mayor superficie que ocupo en toda la historia, aunque la densidad poblacional continuo en crecimiento.
Florecimiento.
Para el año 250 aproximadamente, comienza la fase denominada Tlamimilolpa. Durante este tiempo se considera a Teotihuacán como una ciudad consolidada en el poder regional cuya influencia se extiende a toda Mesoamérica.
La pirámide de la Luna recibió dos ampliaciones mas, siendo que su quinta etapa de construcción ocurrió en el año 300 aproximadamente mientras que la sexta fase fue entre los años 350 y 400. A estas construcciones también se le asocian sus propios entierros.
Pero lo que resulta curioso es que el crecimiento de la ciudad se llevó a cabo de manera organizada, estando ordenada por conjuntos habitacionales, práctica que se inicia en la construcción de las primeras fases y amoldándose así al plan urbano centrado en los dos ejes de la ciudad.
Para este tiempo se vive una notable contradicción, pues conjuntos habitacionales como el llamado La Ventilla se ven agrandados y usados para actividades públicas.
A pesar de que se construyen nuevas viviendas la ciudad se reduce hasta medir 20 kilómetros cuadrados, lo que se traduce en dos kilómetros menos que antes. Por otra parte la densidad poblacional aumenta estimándose en 65 000 personas.
Según demuestra la evidencia arqueológica, se hace notar que Teotihuacán diversifico su relación social con las diferentes culturas de Mesoamérica. Por ejemplo, cuando se hizo el Entierro 5 de la pirámide de la Luna, ceremonia celebrada quizás por la culminación de la obra, puede observarse los tres cuerpos principales se ubicaron en forma de flor de loto, teniendo varios objetos de jade procedentes del valle del río Motagua.
Además de esto, la posición que tienen los restos de los cadáveres es muy parecida a la que se puede ver en algunos entierros ejecutados en la elite de la comunidad Kaminaljuyú en la cultura de Guatemala.
Pero también se puede observar la fuerte influencia arquitectónica que tuvo la ciudad de parte de la cultura maya, así como el descubrimiento de ciertas piezas de cerámica maya en el ocaso de Teotihuacán.
Decadencia.
Aproximadamente en el año 650, fue que comenzó la fase denominada Metepec. Según las investigaciones del antropólogo René Millon, durante esta época la ciudad llego a albergar a 75 000 habitantes, siendo esta una pérdida del 25% si se compara con la cantidad de personas que había en la fase Xolalpan.
Pero a pesar de todo, la ciudad conservaba su importancia como la mayor urbe que se podía encontrar en el valle de México, así como una de las más grandes de Mesoamérica.
Lo que se hay que destacar es que se paralizar los trabajos arquitectónicos, siendo el único edificio terminado en esta fase el de la plataforma que esta adosada a la pirámide de la Serpiente Emplumada.
Se cree que se esta plataforma se construyó con el fin de ocultar el edificio central de la ciudad, siendo este un símbolo de poder.
Según Millon, La Ciudadela y los edificios del alrededor que rodeaban la calzada de los muertos, se vieron sometidos a una destrucción continua y sistemática por los mismos habitantes, siendo quemados y reducidos a escombros.
Para el periodo denominado Oxtotípac, que abarca desde el año 750 hasta el 850, la población se ve reducida repentinamente debido al éxodo que Vivian los ocupantes.
Pero te has de preguntar ¿Qué conllevo a la caída de este gran imperio? Para contestar esta pregunta se han propuesto varias teorías. Entre ellas esta una en la que se cree que alrededor del siglo VIII tuvo lugar una fuerte sequía que azoto el norte de Mesoamérica provocando que las personas se movilizaran hacia el sur; además de afectar negativamente la agricultura y hacer insostenible la ciudad.
Aunque estudiosos como McClung de Tapia, afirman que esta teoría no tiene una base fundamental, pues de hecho se puede observar un aumento de la humedad en lo que a este periodo se refiere.
Mientras Teotihuacán se encuentra en decadencia se puede observar como otras ciudades ubicadas en el centro de Mesoamérica comienzan a prosperar, contribuyendo al colapso de la misma.
Migraciones de la población teotihuacana luego del colapso.
Hay un fuerte debate que discute el origen y la identidad de los grupos que portaban la cerámica Coyotlatelco, pero se llega a un punto en común que afirma que esta se relacionada al declive de la ciudad.
Pero la situación de declive se vio aumentada con el abandono masivo que sufrió la ciudad a partir del año 500. En el norte de Morelos, se ha encontrado evidencia de la mezcla lograda entre pobladores locales y teotihuacanos, estos ultimo perdiendo su identidad culturar en un esfuerzo por escapar a la opresión que llevaba el régimen teotihuacano.
Lo diferentes grupos de ciudadanos teotihuacanos se asentaron en espacios fuera del dominio de Teotihuacán entre los años 550 y 650 d. C. Durante este periodo de tiempo, la metrópoli dominaba el norte de la cuenca de México estando fuera de su jurisdicción los pueblos que se habían formado al sur y al poniente de la región.
Siendo esta la razón de que el oriente del Anáhuac, el norte de Morelos, el valle de Tlaxcala y el valle de Toluca albergaran parte importante de la población proveniente de la ciudad.
Características de Teotihuacán.
Primero que nada, es importante conocer que en idioma náhuatl Teotihuacán puede llegar a tener varios significados como ‘‘lugar donde los hombres se convierten en dioses ’, ‘lugar donde se hicieron los dioses’ o ‘ciudad de los dioses’.
Pero Teotihuacán realmente representa el nombre de una de las más grandes ciudades prehispánicas que se conoce en Mesoamérica, siendo tan avanzados que se ubican al mismo nivel tecnológico y de desarrollo que las ciudades de la cultura maya y las grandes culturas del antiguo Perú como la cultura nazca y la cultura wari, además de las civilizaciones argentinas como la cultura churruas y la cultura diaguita.
Pero principalmente este nombre de Teotihuacán fue usado por el grupo étnico de los mexicas, para hacer referencia a una ciudad que estaba ya construida y en ruinas, por una civilización anterior cuando ellos la encontraron.
Hasta ahora no se ha conocido el nombre que le daban los habitantes originales de esta ciudad, razón que ha sido uno de los grandes misterios que envuelven este espacio arqueológico, el cual se encuentra ubicado en el noreste del valle de México, en los actuales municipios de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides, a una distancia aproximada de 78 kilómetros de la ciudad de México.
Estos monumentos arqueológicos fueron declarados patrimonio cultural de México y de la Humanidad en el año de 1987 por la UNESCO.
Hoy en día los orígenes de la ciudad se consideran un objeto de estudio por parte de los investigadores, quienes creen que aproximadamente al inicio de la era cristiana, Teotihuacán comenzaba a tomar importancia principalmente como centro de culto en la cuenca del Anáhuac.
Las primeras construcciones importantes de la ciudad son de esta etapa, como ha sido demostrado a través de las excavaciones hechas en la Pirámide de la Luna.
El apogeo de la civilización viene en lo que se conoce como Periodo Clásico, momento en el la ciudad se convierte en un importante nicho político y comercial abarcando un espacio de casi 21 km cuadrados, además de contar con una población que rondaría los 100.000 a 200.000 habitantes.
La civilización tuvo una influencia que recorrió todos los caminos de Mesoamérica, tal y como se aprecia en los muestran que se han descubierto en las ciudades de Tikal y Monte Albán, además de otras sitios importantes para los teotihuacanos.
La decadencia comenzó a tomar forma para el siglo VII, teniendo como contexto la inestabilidad política, diferentes alzamientos internos contra la autoridad y diversos cambios climáticos que lograron que colapsara el Norte de Mesoamérica. Ante este escenario la población se dispersó por las diferentes localidades que habitaban en la cuenca de México.
Hasta la fecha no se sabe cuál es la identidad étnica que tenían las primeras personas de Teotihuacán, aunque existen varios candidatos probables como los totonacos, los nahuas y los pueblos de idioma otomangue, especialmente los otomíes.
Nuevos descubrimientos encontrados en el barrio zapoteco de la ciudad, además de existir objetos que son particulares de otras regiones, especialmente la región del Golfo y del área maya, hacen creer que más que una población específica Teotihuacán estaba compuesta por grupos de diverso origen étnico.
Esta ciudad se ha considerado con mucho interés por las sociedades que existieron luego de la cultura teotihuacana en Mesoamérica, siendo sus ruinas estudiadas desde tiempos prehispánicos por grupos como los toltecas y los mexicas.
En la actualidad este centro arqueológico constituye el espacio con mayor visita de turistas de México, incluso más que monumentos como Chichén Itzá, El Tajín y Monte Albán. Hasta hoy se siguen estudiando los restos de la ciudad de Teotihuacán, lo que representan un incremento paulatino de lo que se conoce sobre ella.
Historia de su nombre.
Teotihuacán es un nombre que encuentra su origen en el idioma náhuatl y fue otorgado a la ciudad por los pueblos nahuatlacas luego de varios siglos de haber decaído.
El grupo étnico mexica usaba este término para hablar sobre las ruinas de esta antigua ciudad, y es precisamente de ellos que se recoge mucha información, aunque también ha sido el centro de muchas discusiones pues para los mexica Teotihuacán era en realidad una ciudad abandonada donde había florecido Tula, por consiguiente los habitantes fueron toltecas.
Se han hecho varias propuestas en relación con el significado de Teotihuacán. Para empezar debemos tener en cuenta que el náhuatl es considerado una lengua aglutinante, es decir, que concentra varios significados y se pueden expresar ideas complejas con el uso de un vocablo al que se le agrega un afijo a una raíz.
La más común traducción de Teotihuacán se traduce como lugar donde nacieron los dioses o como se dice también Lugar donde fueron hechos los dioses. Estas traducciones se vinculan con la Leyenda de los Soles, una leyenda cosmogónico que pone a esta ciudad como el espacio donde se creó y nació el Quinto Sol, luego de haberse sacrificado todos los dioses de la era anterior.
Según Carlos Montemayor en su libro titulado Diccionario del náhuatl en el español de México, apunta a que el termino se compone de varios vocablos como téotl, lo que significa dios, ti que es realmente una ligadura eufónica, hua un término posesivo y por ultimo can, vocablo que hace referencia al lugar donde se hace una acción. Cuando se traduce todo en conjunto se obtiene Lugar de los que tienen dioses.
Pero se desconoce que nombre le era otorgado por los habitantes que la ocuparon durante el florecimiento. Algunos textos que se descubrieron en el área maya apuntan a glifo puh con diversos personajes de origen teotihuacana dibujados o tallados en ciudades mayas importantes como el caso de Tikal, Uaxactún y Bonampak
Religión de Teotihuacán.
La religión de la mayoría de las comunidades indígenas que habitaban en Mesoamérica, y que se han dejado evidencia en sociedades posteriores como la cultura inca y maya, se basa en una serie de deidades que representas los diferentes fenómenos naturales y meteorológicos.
Esta misma forma de religión se ve reflejada en comunidades más lejanas como las latinoamericanas, más específicamente en los indígenas venezolanos, colombianos y de la cultura boliviana.
Dioses de Teotihuacán.
Los dioses más relevantes que se pueden presenciar dentro de la sociedad de la ciudad de Teotihuacán están Tláloc, dios de la lluvia y agricultura, Quetzalcóatl dios de la sabiduría, Chalchiuhtlicue, diosa de ríos y mares, Huehuetéotl, dios del fuego y Tezcatlipoca, dios del cielo y de la tierra.
El dios Tláloc, posee su nombre de los vocablos tlālli y octli en lengua náhuatl clásico, que significa el néctar de la tierra. Este era para los mexicas el dios encargado de la estación lluviosa, por lo que durante el primer mes del año se le hacia una ceremonia religiosa para agradarle. También se le consideraba el dios del rayo, de la lluvia y de los terremotos.
Chalchiuhtlicue, en lengua náhuatl significa ‘la que tiene su falda de jade’. Para los mexicas esta es la diosa de ríos y mares, así como de los lagos y corrientes de agua. Además juega un rol importante en los nacimientos y bautismos aztecas.
Esta diosa es de las diosas más importantes que se vinculó al líquido convirtiéndose en la patrona y protectora de los navegantes costeros en el México antiguo.
Huehuetéotl, en náhuatl significa ‘dios-viejo’, es el nombre que se le dio a la deidad representativa del fuego. Es de los dioses más antiguos de Mesoamérica, tal cual muestran algunas esculturas o efigies que se han encontrado en Cuicuilco y Monte Albán.
En la sociedad teotihuacana su representación se hacía como un hombre muy anciano y arrugado, con una gran barba, sin dientes y encorvado. Cuando se encontraba sentado llevaba un brasero de gran tamaño a la espalda, aunque en otras culturas este brasero era el dios en sí.
Tezcatlipoca, significa ‘Espejo negro que humea’‘. Este es el señor tanto del cielo como de la tierra, por lo que es fuente de vida y amparo para las personas; él es el origen del poder, la felicidad así como también dueño de las batallas.
Una de sus mayores cualidades es que es omnipresente, fuerte e invisible características que son comparable con el dios de la religión católica de España, traída a América durante los tiempos de la conquista.
Quetzalcóatl significa ‘serpiente emplumada’, considerándose el dios principal que conforman el panteón prehispánico, pues se creía que de este dios surgían las demás deidades a partir del desdoblamiento.
Lengua o idioma de Teotihuacán.
No se conoce en realidad la verdadera identidad que tenía el pueblo encargado de la construcción y fundación de Teotihuacán, pues esta se encontraba abandonada desde muchos años antes de que llegaran los españoles conquistadores.
Las escasas referencias que se tienen de los años luego de la conquista, no se refiere a los habitantes de Teotihuacán, sino a la representación que se manejaba por los pobladores del Anáhuac luego de que la ciudad de Teotihuacán había colapsado.
Los informantes, pertenecientes a la cultura mexicana de nahuas, de Bernardino de Sahagún auguraban que la ciudad había sido el escenario donde todos los dioses se habían concentrado para originar a Nahui Ollin, el Quinto Sol de acuerdo con la mitología indígena.
Según sus propias palabras escribió:
Cuando aún era de noche,
cuando aún no había día,
cuando aún no había luz,
se reunieron,
se convocaron los dioses
allá en Teotihuacán.
Dijeron,
hablaron entre sí:
― « ¡Venid acá, oh, dioses!
«¿Quién tomará sobre sí,
«quién se hará cargo
«de que haya día,
«de que haya luz?»
Teniendo como base las fuentes coloniales, se cono que los nahuas tenían la creencia de que la ciudad de Teotihuacán había sido construida por los quinametzin, seres pertenecientes a una raza súper desarrollada y gigante que había existido en la tierra durante la era anterior, de los cuales habían sobrevivientes que se encontraban ocultos.
Creían también que las pirámides que se encontraban en la ciudad eran realmente las tumbas de los señores que habían construido y fundado la ciudad, y que al morir se enterraban los hombres para pasar a ser dioses.
Según las palabras dichas por los nahuas a Bernardino de Sahagún, este escribió:
Y lo llamaron Teotihuacán,
porque era el lugar donde se enterraban los señores.
Pues según decían:
«Cuando morimos,
«no en verdad morimos,
«porque vivimos, resucitamos,
«seguimos viviendo, despertamos.
«Esto nos hace felices»
[…]
Decían: «se hizo allí dios»,
quiere decir que allí se murió.
Pero aun para los informantes clave de Sahagún, la verdadera identidad, tanto étnica como lingüística, de los primeros pobladores de Teotihuacán resultaba desconocida.
Algunos investigadores presumen que la larga estadía que tiene el grupo de otomíes ocupando el valle de México, es una señal de que estos son los verdaderos fundadores de la ciudad. Sin embargo, aunque hay quienes creen que la influencia otomiana fue muy considerable, la mayoría no avala la teoría de que estos fueran a clase dominante.
Afirma el profesor Wright Carr, que tanto la clase social más alta de la ciudad así como el componente demográfico más importante tuvo que haber sido proto otomí-mazahua, conviviendo en un espacio cercado por diferentes pueblos de idioma otomangue y totonaco.
Y es que según análisis glotocronológicos, la separación que se aprecia entre los idiomas de otomí y mazahua, coincidió con el tiempo de mayor apogeo de la ciudad.
Comparando y enfrentando la evidencia lingüística y la arqueológica que se ha encontrado, el investigador Kaufman plantea la teoría de que el idioma de los teotihuacanos debía ser el mazahua, el otomí, el totonaco, el tepehua, el popoloca, el mixteco o el chocholteco.
A pesar de esta teoría, acepta que existe la probabilidad de que el idioma usado por estas personas fuera el nahua, siendo que para él la cultura de Coyotlatelco se asocia al declive teotihuacano, son los primeros en hablar esta lengua.
Los totonacos son considerados buenos candidatos para ser los fundadores de esta ciudad, pues incluso algunos cronistas pertenecientes a la época colonial recogieron afirmaciones de esta gente, la cual decía que habían construido la ciudad.
Según el lingüista y experto en idiomas indígenas Lyle Campbell y basándose en la evidencia de tipo etnohistórica que se ha recabado, aunado a la cantidad de préstamos lingüísticos que se observan por parte del totonaco hacia los demás idiomas mesoamericanos, especialmente los idiomas mayenses y al náhuatl, se perfila que los fundadores de Teotihuacán hayan realmente hablado toronacano.
Arquitectura de Teotihuacán.
Dentro de la ciudad se puede observar una gran vía que mide unos 40 metros, cuyo eje está un poco desviado hacia la parte noreste.
A lo largo de esta calle se pueden encontrar los edificios más destacados de la ciudad, que sirvieron como templos, palacios y casas de la clase social alta. También se encuentran las dos grandes pirámides, la Casa del Sacerdote, el palacio de Quetzalpapalotl (Quetzalmariposa), el palacio de los Jaguares, la estructura de las caracolas emplumadas, el templo de Quetzalcóatl, la ciudadela, además de otras construcciones de gran belleza.
Pero estudiemos por separado las grandes construcciones de la ciudad:
Palacio de Quetzalpapálotl.
Este palacio, que según el idioma náhuatl significa Mariposa-quetzal, mariposa de plumas, mariposa preciosa’, es una gran edificación que era usada como lugar de vivienda de la clase social alta de Teotihuacán.
Se cree que estas viviendas fueron habitadas especialmente por los principales sacerdotes de la ciudad.
Está ubicado en el ángulo suroeste de la plaza de la Luna, para entrar a él se debe subir por una escalera que esta ciudad por jaguares. A partir de la plataforma donde esta edificada se puede descender al patio central del palacio.
Este espacio está cubierto por una gran cantidad de pórticos que dan acceso a las diferentes cámaras interiores del palacio.
Las columnas poseen un gran trabajo artístico, estando talladas con dibujos de mariposas y plumas de quetzal, dando origen a su nombre. Cuando estaba funcionando el palacio, los relieves eran policromados.
Los muros que están en la parte interior se decoraron con motivos que hacían referencia al culto a la diosa del agua. Además, los muros se decoran con escenas donde se muestran jaguares usando penachos hechos de plumas de quetzal estado frente a ellos caracoles marinos y corazones de personas.
Pirámides de Teotihuacán.
Se conoce a La Ciudadela como un conjunto arquitectónico ubicado en el lado poniente de la calzada de los muertos con una dirección sur con relación al río San Juan.
Este conjunto es parte de una plaza cuadrangular que mide alrededor de 400 metros por cada lado siendo construida durante los 150 y 250 d. C.
Dentro de esta construcción se puede apreciar la pirámide de la Serpiente Emplumada, rodeada por trece templos secundarios que han sido hechos sobre una plataforma. Detras de este templo están dos viviendas que se creen eran habitadas por la clase alta de la ciudad. En la parte central de la plaza hay un adoratorio que está compuesto por 4 escalinatas dando paso a la plataforma.
La Ciudadela era vista como un centro político, cultural y económico de la ciudad, desplazando de este puesto a la Pirámide del Sol, aunque hasta el momento las razones de este cambio son desconocidas, se cree que se debe a disputas políticas.
La pirámide de la Serpiente Emplumada está ubicada, dentro de la calzada de los muertos, a una distancia considerable de las otras dos pirámides. Se descubrió en el año 1920, estando escondida por una pirámide cuyas paredes eran lisas y sin ningún adorno.
Recién se descubrió, se pensaba que las esculturas que están junto a las cabezas de serpiente emplumada eran una representación de Tlalóc, pero después se supo que eran Cipactli un personaje de cocodrilo con mucha importancia para esta cultura, pues era la representación del indio del calendario lunar de 260 días.
Durante el mes de noviembre del año 2010, varios investigadores pertenecientes al Instituto Nacional de Antropología e Historia enviaron a un carro robot construido por el Instituto Politécnico Nacional llamado Tlaloque I.
Este fue el encargado de recorrer un túnel muy estrecho que tenía unos 8 metros de profundidad y una longitud de 100 metros. Cuando se envió el robot se supo que este túnel conducía a 3 cámaras donde se cree se hallan los cadáveres de personas influyentes de la sociedad.
Teotihuacán pirámide del sol.
Este edificio es el que tiene mayor importancia dentro de la ciudad, a la vez que es el segundo más destacado de Mesoamérica, siendo solo superado por la Gran Pirámide de Cholula.
Mide 63 metros de alto y tiene una planta de forma casi cuadrada de 225 metros por cada lado. Debido a su gran tamaño puede verse desde varios kilómetros de distancia y suele compararse con la pirámide de Keops que se encuentra en Guiza y es parte de la cultura de Egipto.
Cuenta con 5 cuerpos troncocónicos superpuestos, además de una estructura adosada que se constituye por tres cuerpos, aunque no alcanzan la altura que tiene la primera plataforma.
La imagen que la pirámide muestra hoy en día es gracias a la restauración hecha por el antropólogo y arqueólogo Leopoldo Batres durante los años 1905 y 1910, acción realizada en el marco de la celebración del Centenario de la Independencia de México, haciendo de varios de los edificios un atractivo turístico de México.
Pero su restauración ha sido fuertemente criticada, diciéndose que fue apresurada e incompleta, pues para hacerse se usó como basamento los modelos egipcios.
La pirámide del Sol fue construida en dos etapas; en la primera de ellas alcanzo casi totalmente el tamaño que posee siendo su uso y lo que representaba para la población aun un misterio.
En el año 1971, el arqueólogo mexicano Jorge Ruffier Acosta descubrió bajo la pirámide un túnel, del cual primero se creyó se trataba de una caverna natural usada con propósitos rituales, lo que explicaría que se haya construido un monumento encima.
Luego se verifico que esta “cueva sagrada”, como se le conoce, fue hecha completamente por humanos teniendo un tiro que mide 6,5 metros. La cavidad se extiende por 97 metros coincidiendo el final del túnel con la parte central de la pirámide; al final hay una cámara con 4 lóbulos donde se supone había una tumba.
Teotihuacán pirámide de la luna.
Este representa uno de los edificios más viejos de la ciudad, conocida durante el siglo XIX como Meztli Iztácual, nombre otorgado por Manuel Orozco y Berra en su obra literaria donde sostiene que Teotihuacán era una ciudad de origen tolteca.
Luego de 7 etapas de construcción la pirámide tomo su forma final, teniendo una planta cuadrada con cada lado de 45 metros. Es más pequeña que la pirámide anterior aunque tienen la misma altura por estar construida en un terreno más alto.
Junto a ella se consiguió una estatura que se denominó como Diosa de la Agricultura, la cual los arqueólogos creen que es de una época tolteca primitiva. Está ubicada cerca de la pirámide del Sol cerrando la ciudad por el lado norte.
Materiales de construcción.
En las obras los ingenieros de la época usaron lo que se conoce como cemento teotihuacano, este está hecho mezclando piedra volcánica molida y lodo usado para recubrir o frisar las paredes de los edificios.
Luego de esta mezcla se agregaba una capa de enlucido de cal a las paredes para terminar pintándolas y decorándolas según la zona donde se encontraba.
Los cimientos y bases de los edificios se construyeron usando una roca típica del subsuelo que se llamaba tepetate. Por su parte, también se encontraba el tezontle una roca volcánica muy común en la zona que era porosa y recia pero a su vez era fácil de manipular para darle forma.
Esta última era usada para fabricar los desagües que tenían secciones rectangulares y se cubrían por lajas, además de usarse para hacer los escalones en las escaleras y cornisas.
Pero sin lugar a duda el material que se usó más fue el adobe, a pesar de ser un material que no resiste con fuerza el paso del tiempo, razón por la cual hoy en día la mayoría de los edificios están destruidos.
La madera se usaba para hacer las pilastras y jambas de las puertas, llegando este material a ser esencial no solo para la construcción sino para ser usado como la energía de los hogares. Fue tanto su uso que se llegó a sufrir la deforestación del terreno, creyendo algunos autores que esta fue una razón para que la ciudad fuera abandonada.
Escultura de Teotihuacán.
En este yacimiento arqueológico de Teotihuacán se han descubierto una gran cantidad de esculturas que se elaboraron en bajo y alto relieve, además de figuras que representan a los dioses u objetos utilizados en ceremonias religiosas así como para el uso diario. En muchos casos se pueden apreciar versiones de lujo que se fabricaban para las familias de más poder.
Los artesanos se establecían en zonas según el material en el que se especializaban, por lo que había un grupo que se dedicaba a trabajar la obsidiana, otro el barro, el jade, el alabastro, entre otros materiales.
En el yacimiento se puede ver la serpiente emplumada que se encuentra en el templo de Quetzalcoatl o en el patio de los Pilares en el palacio de Quetzalpapalotl verdaderas obras de arte.
El museo arqueológico ha sido el encargado de recoger casi todas las esculturas entre las que destacan recibimiento la figura del dios Tláloc, la diosa Chalchiuhtlicue diosa y señora del agua, relacionada con la agricultura.
Pintura de Teotihuacán.
Esta ciudad es de la que más trabajos de pintura mural conserva, estando resguardadas en Tepatitlán, Tetitla, Atetelco, la Ventilla o en el Museo de murales prehispánicos Beatriz de la Fuente.
La pintura de la sociedad puede apreciarse especialmente en la parte de afuera de edificios que están en los taludes y los tableros que forman parte de los basamentos de las pirámides. La pintura interior se concentra en pórticos, cuartos y corredores de las pirámides.
Una de las cosas que más llaman la atención de Teotihuacán, es su gran colorido, pues el exterior de los templos y edificios se revestían con estuco y color. En la parte interna de los edificios se contempla gran cantidad de pinturas murales que se destacan por su color y brillo que se ajusta a cada escena o imagen.
Con estas pinturas se ha podido conocer además del panteón teotihuacano, las tradiciones de la sociedad, su forma de comercio y sus actividades guerreras.
En el templo de la Agricultura, se descubrieron en el año 1887 varias pinturas que representaban a dos diosas con estrecha vinculación con el agua.
En el medio de las deidades se aprecian personajes pacíficos que hacen ofrendas de tortas, semillas, hule y jades.
Los edificios que se encuentran en los sectores de residencias están grandemente decorados con pinturas murales, como es el caso del barrio de Tepatitlán, donde en las ruinas de un edificio se ve el paraíso de Tláloc
Con esta pintura se muestra una escena costumbrista interpretada por unos sacerdotes vestidos para la ceremonia, mientras cantan y siembran la tierra a la vez que la rocían con agua. La mayoría de los murales se encontraron en el barrio de Tetitla.
Las pinturas se hacían a base de arena fina de cuarzo mezclada con una combinación de cal.
Cerámica de Teotihuacán.
Por considerarse a Teotihuacán como un lugar sagrado, se hacía muchas peregrinaciones, lo que dio lugar a la fabricación y comercio de diferentes tipos de artesanía especialmente cerámica.
Los productos se fabricaron a gran escala por lo que jugaron un papel importante en la economía de la ciudad. Los talleres de fabricación pudieron proto exportar sus trabajos hechos en cerámica, obsidiana y con conchas como material exótico. Hasta algunos sitios muy lejanos como Guatemala.
Los trabajos realizados en alfarería, mediante la creación de barro cocido, ha permitido a los investigadores diferenciar los diferentes periodos por lo que esta civilización atravesó.
Leyendas de Teotihuacán.
El padre Sahagún fue el encargado de recoger y trascribir la leyenda que se escuchaba entre los Mexicas, que tiene como tema la creación del Sol y la Luna, dioses a los que se dedicaron las más grandes pirámides de la ciudad.
Se dice que antes de que existiese el día, llegaron a reunirse los dioses de Teotihuacán, quienes se preguntaron ¿Quién alumbrará el mundo? A esta pregunta respondió un dios rico llamado Tecuzitecatl, yo tomo el cargo de alumbrar el mundo.
Luego los dioses preguntaron ¿Quién será el otro?, pero al ver que nadie respondía le dieron el cargo a un dios pobre y buboso llamado Nanahuatzin. Una vez hecho el nombramiento cada quien comenzó a hacer sus penitencias y a elevar sus oraciones.
El dios rico hizo ofrendas de plumas ricas y valiosas del ave llamado quetzal, además de pelotas de oro, piedras preciosas, coral e incienso de copal. Por su parte el dios buboso daba como ofrenda cañas verdes, bolas de heno, espinas de maguey cubiertas con su sangre, y en lugar de copal, ofrecía las postillas de sus bubas.
Llegada la media noche las penitencias se acabaron y se dieron lugar los oficios. Los dioses dieron al dios rico un gran plumaje muy hermoso acompañado por una chaqueta de lienzo, mientras que al dios pobre le dieron una estola de papel.
Por último el fuego se encendió, a lo que ordenaron al dios rico que entrara pero este tuvo miedo y se echó para atrás, lo intento 4 veces pero fue en vano. Llegado el turno del dios pobre, este entro en el fuego y ardió, siendo imitado por el dios rico.
Al fuego también entro un águila quedando sus plumas de color oscuro, y un tigre que se chamusco y se vio blanco con negro.
Luego de esto, los dioses se sentaron para ver salir a Nanauatzin por el oriente de forma resplandeciente de Sol. Al volver a mirar vieron salir la Luna, igual de resplandeciente hasta que uno le lanzo un conejo y bajo su luz.
Todos los dioses decidieron morir para dar vida al Sol y la Luna, siendo el viento el encargado de matarlos a todos para luego comenzar a soplar y mover primero al Sol y luego a la Luna.